“La lengua aragonesa se encuentra en peligro de extinción”

Hoy estamos de suerte en Almáciga. Nos visitan Iris Orosia Campos Bandrés y Delia Tello López, impulsoras y autoras de un proyecto precioso para devolverle la dignidad al aragonés y a sus hablantes. Con O nuestro charrar, reivindican la lengua que las vio crecer. Con ellas, aprendemos expresiones como salir de buixera e dentrar en coscollera, fer comunal e ir-se-ne a mirar doloqueras entre otras. 

¿Cómo surge el proyecto? ¿Cuál fue el germen de recoger estas expresiones del aragonés para grandes y pequeños? 

Iris: El proyecto surgió de forma espontánea, aunque no casual. En noviembre de 2019 di una charla para docentes centrada en estrategias para desarrollar entre el alumnado una conciencia y sensibilidad hacia la diversidad lingüística en Aragón. Entre los recursos que mencioné destaqué una entrevista que habían hecho a Delia con motivo de su exposición “Aragonés ilustrado” donde abordaba algunas cuestiones de gran interés desde el punto de vista sociolingüístico, fundamentalmente el tema de la diglosia que afecta a las lenguas minorizadas. Alguien que estaba en la charla le dijo a Delia que había nombrado su trabajo y decidió escribirme. Y allí comenzó todo. Tuvimos una conexión preciosa, ya que las dos nos hemos dedicado personal y profesionalmente a la educación lingüística y compartimos intereses e inquietudes, lo que despertó la necesidad de emprender un proyecto común dedicado a la divulgación del aragonés. 

¿Y por qué a través de un libro de estas características? 

Yo he dedicado la mayor parte de mi trayectoria académica al estudio del aragonés desde el ámbito de la sociodidáctica y soy muy consciente de la necesidad existente en términos de materiales atractivos para su enseñanza. Delia, además de ser filóloga, tiene una amplia experiencia en la ilustración de recursos para la enseñanza de idiomas. Y en el momento en el que nos conocimos yo ya formaba parte de un proyecto estatal de I+D+I liderado desde Unizar por la Dra. Rosa Tabernero (“Formar lectores en la sociedad digital desde el libro de no ficción”) en el que estamos analizando el potencial de los libros ilustrados de no ficción para el desarrollo lingüístico durante la infancia y la adolescencia. Todo ello nos llevó a diseñar un libro ilustrado de no ficción con un objetivo divulgativo que pudiera dar cabida tanto a jóvenes lectores como a adultos, fomentando una aproximación al aragonés desde la curiosidad. 

Así que, como decía, O nuestro charrar surgió de la feliz sinergia de todos estos factores que fue muy espontánea pero no casual ya que aúna aquello a lo que nos llevamos dedicando tanto Delia como yo mucho tiempo.  

Aquí puedes escuchar a Iris hablando sobre la expresión Como augua poca

¿En qué situación se encuentran estas expresiones? ¿Están en peligro de extinción? ¿Se siguen usando o escuchando? 

Iris: La mayoría de las expresiones que se presentan en el libro, al igual que la lengua aragonesa, se encuentran en peligro de extinción. El aragonés es un idioma hablado por unas 25.500 personas según estimaciones de la Dirección General de Política Lingüística del Gobierno de Aragón a partir del Censo de Población y Viviendas de 2011 realizado por el Instituto Nacional de Estadística. Si bien es cierto que algunas de las expresiones que recogemos todavía se utilizan por parte de las personas que hablan castellano de Aragón –como herencia del aragonés que se habló antaño en la mayor parte del territorio–, el uso de la mayoría de las que presentamos se encuentra restringido a la población aragonesohablante.

¿Cómo ha sido el trabajo de recopilación, selección e ilustración de las expresiones que salen en el libro? ¿habéis hecho un trabajo de campo de escucha y de preguntar a los mayores? 

Iris: La selección de las expresiones fue un trabajo complejo que vino determinado por el objetivo principal de la obra: interpelar a un lector curioso, que lee en detalle y se aproxima a la información desde la búsqueda de nuevos interrogantes que le lleven a otros lugares. No buscábamos presentar simplemente un compendio de expresiones idiomáticas ilustradas y comentadas, sino que queríamos potenciar una relación entre texto e imagen en términos de complementariedad, es decir, que las ilustraciones de Delia establecieran un juego con el significado –literal y figurado– de las expresiones y/o con el texto que las acompaña. El libro propone la construcción del significado desde una perspectiva multimodal, a través de la sinergia de los tres elementos: la expresión, el texto que la acompaña a modo de “píldora informativa” y la ilustración. El juego y la búsqueda de ese lector que completa significados y se hace preguntas es la base de la construcción de la obra. Por lo tanto, intentamos encontrar aquellas expresiones que nos permitieran establecer ese juego que, en síntesis, lo que potencia es una aproximación atractiva al idioma. 

La selección de las expresiones se fundamentó, en primer lugar, en mi experiencia como hablante e investigadora de la lengua aragonesa. El punto de partida fue la elaboración de varios listados con aquellas expresiones que conozco, he escuchado o están recopiladas en diferentes obras lexicográficas. Algunas de ellas son especialmente importantes para mí porque tienen un significado afectivo, ya que las he escuchado en boca de miembros de mi familia (“más fiero que un totón”, “quedar-se como un fillesno”, “rezio como una farnaca”…). Delia iba revisando estos listados y seleccionaba aquellas expresiones que pudieran ser más interesantes desde el punto de vista de la ilustración. Intentamos incorporar algunas que pudieran servir como “anzuelo” porque se han conservado en el castellano que se habla hoy en muchos lugares de Aragón como herencia del aragonés que se habló antaño (“pillar un capazo”, “fer fiestas”, “plever a capazos”, “fer comunal”), pero la mayor parte son nuevas tanto para el lector que no conoce el idioma como para esos pequeños aprendices de aragonés a quienes se orienta también el libro. 

¿Qué significa el aragonés para vosotras? ¿Por qué creéis que es importante la publicación de libros así?

Delia: Cuando pienso en el aragonés, pienso en dos mujeres: la señora Consuelo y mi madre.

Conocí a doña Consuelo en 1995 en Acumuer, su pueblo, en el Pirineo oscense. Su nieto, amigo nuestro, nos había invitado a pasar un fin de semana y recorrer algunos de los impresionantes parajes que rodean el pueblo. La señora Consuelo era una mujer discreta, de esas personas amables que prefieren mantenerse en un segundo plano. En un momento del fin de semana tuvimos ocasión de hablar con ella. Fue una conversación breve que causó un gran impacto en aquella estudiante de Filología que era yo por entonces. Mientras hablaba con nosotros, la abuela de mi amigo hizo un pequeño paréntesis: “Disculpad mi español, hablo mal, es que nosotros en casa hablábamos distinto”. La señora Consuelo sentía vergüenza de su lengua materna porque hablaba diferente, quizá, sin ni siquiera saberlo, “charraba aragonés”.

Me pareció terrible que aquella mujer tuviera esa percepción de su propia lengua. Sentir que la lengua con que su madre la había acunado, la lengua con que había jugado con su hermana, la lengua con la que había amado a su marido o “pillado capazo” con la vecina no era una lengua válida. Porque ese sentimiento invalida el propio ser, te hace pequeña, te hace menos importante que los que sí “hablan bien”. Aquel día aprendí que la lengua es identidad y si percibimos o, más bien, hacen que percibamos nuestra propia lengua como una lengua menor, también vamos a sentirnos menos que los otros, los de la “lengua de prestigio”.

Cuando terminamos O nuestro charrar, lo primero que hice fue regalarle un ejemplar a mi amigo Kike, el nieto de doña Consuelo. Fue un momento muy emocionante para mí. Se cerraba un círculo. Ella no podrá leerlo, pero me gusta pensar que si pudiera, se sentiría orgullosa de su lengua materna.

La otra mujer que viene a mi recuerdo cuando pienso en la lengua aragonesa es mi propia madre. Mi madre era de Gallur, un pueblo de la provincia de Zaragoza. Ella no hablaba aragonés, pero cada vez que íbamos a visitar a la familia, hablaba distinto. Su entonación cambiaba y usaba palabras diferentes que a mi hermano y a mí nos resultaban divertidas: “charrar”, “laminera”, “royo”, “festejar”… Tiempo después descubrí que esas palabras provienen del aragonés e impregnan el castellano que se habla en Aragón. Fuera de este territorio no se conocen. Eso me fascina de las lenguas, la variedad, la diversidad, las diferencias. Ahora vivo en Tenerife y disfruto un montón descubriendo canarismos: “guagua”, “ñoños”, “pelete” o “fisco” forman parte ya de mi propio repertorio léxico y me gusta, me hace sentirme de aquí, de esta comunidad de hablantes a la que también en ocasiones han hecho sentir que no hablan tan bien como en otras regiones. Qué tontería es esa, que injusto y, sobre todo, qué falso. En ningún lugar se habla mejor que en otro, todas las lenguas y todas las variantes de cada lengua son igual de válidas. Todas las personas deberíamos poder estar orgullosas de nuestra lengua y asomarnos a las otras realidades lingüísticas con curiosidad y, sobre todo, con todo el respeto.

Iris:  Para mí el aragonés lo es todo. Representa el vínculo con el territorio donde nací y he vivido siempre, es la herencia inmaterial que me han legado en mayor o menor medida mis abuelos y es aquello a lo que he dedicado la mayor parte de mi vida a nivel personal y profesional. Cada día de mi vida está «escrito» en este idioma.  

El libro es una aportación más a su difusión y creo que la publicación de libros de este tipo es especialmente importante dada la escasez de recursos atractivos para la alfabetización de los más pequeños en aragonés. Creo que tanto el trabajo de ilustración de Delia como el nivel de detalle con el que se ha mimado el proceso de edición convierten a O nuestro charrar en una obra con una calidad similar a la de los libros ilustrados de no ficción que se están publicando actualmente en cualquier otro idioma mayoritario. Pero hacen falta muchas más obras así. 

Aquí puedes escuchar a Iris sobre la expresión Ir-se-ne a mirar doloqueras

También queréis que sea un proyecto vivo que no se quede en el libro. En Instagram, invitáis a que compartan expresiones y palabras bajo el hashtag #onuestrocharrar. ¿Qué acogida está teniendo O nuestro charrar? ¿Os gustaría que tuviera continuidad en otro libro o proyecto?


Estamos muy contentas porque nos acaban de informar de que la primera edición del libro está agotada y esperamos que haya una segunda, para poder seguir dando a conocer la riqueza del aragonés. Esperamos que O nuestro charrar sea un proyecto colaborativo y de largo recorrido. En el libro recogemos 50 expresiones en aragonés, pero hay muchísimas más y otros tantos refranes.  Hemos disfrutado muchísimo el proceso de creación del libro y ya nos rondan un par de ideas que ojalá puedan ver la luz próximamente.

Y para acabar, ¿qué expresiones de vuestro libro dejaríais en esta Almáciga para que no se pierdan?

Delia: La expresión Como augua poca me gusta mucho. Es el equivalente al castellano como oro en paño, pero da valor a lo realmente importante, a los recursos naturales imprescindibles que hay que guardar y proteger porque en ello sí nos va la vida y la vida de todos los seres vivos. Otra de mis favoritas es fer comunal, que expresa de una forma muy concisa el sentido de “trabajar en conjunto por el bien común, por la comunidad”. Para explicar esta expresión, Iris ha elegido la historia del pueblo oscense de Jánovas. Una historia de injusticia, cuando los habitantes de Jánovas fueron expulsados de sus casas para construir un pantano, proyecto que nunca llegó a fin. Y de cómo sus pobladores o los herederos de aquellos lucharon por recuperar sus casas, reconstruir entre todos los espacios comunes y poder vivir de nuevo allí.

Aquí puedes ver el booktráiler en aragonés de O nuestro Charrar y aquí, seguir de cerca el proyecto en su Instagram.

Si conocéis más historias y significados sobre estas expresiones palabras, o queréis compartir nuevas para alimentar esta almáciga, podéis hacerlo aquí.

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